[Ayuda] OFFTOPIC Un articulo de Denisse Dresser.

Carlos Lopez natorro en fisica.unam.mx
Jue Mayo 4 06:09:56 CDT 2006


Bueno, con todos los eventos coyunturales que se están dando en el país,
creo que es necesario que nos detengamos un momento a leer este artículo
de Denisse Dresser, para crear un poco de conciencia política... es
decir, argumentos para opinar a favor o en contra de quien se les
antoje, para tener elementos y no comentarios vacíos... o no solo decir:
"no hay ni a quien irle"... quienes me conoce saben que es mi afán tener
na visión de la realidad lo más amplia posible... Pero de verdad que
este texto de una ya muy conocida y respetada periodista es de una
claridad impactante.... PORQUE TODOS TENEMOS TANTO MIEDO A CAMBIAR????
NO DEBEMOS TENER MIEDO DE SER FELICES.... (por cierto, este era el lema
de la campaña de Lula en Brasil) Y no es propaganda.... sino sinplemente
abrir los ojos independientemente de lo que vayamos a hacer con nuestro
voto... para así hacerlo concientemente y no con base en prejuicios o
desesperanza. Además, solo como una anotación al margen, ¿se han
percatado de la inestabilidad a la que estamos ya entrando?

Por favor, yo se que todos tienen cosas importantes que hacer y por lo
mismo envío este mail como offtopic para que los que lo consideren así
no lo abran siquiera.

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        Denise Dresser - Miedo a México
        Reforma, 24-04-06
        
        El odio a primera vista. El temor destilado. La mezcla de ambos
        sentimientos en la campaña del PAN contra Andrés Manuel López
        Obrador.
        Día tras día, spot tras spot,  declaración tras declaración, los
        panistas atizan dos sentimientos que van de la mano. Porque no
        hay odio
        sin miedo. Porque el odio es el miedo cristalizado,
        objetivizado,  su
        dividendo: odiamos lo que tememos y el odio florece donde el
        miedo
        acecha. El PAN promueve el miedo a un candidato y piensa que
        tiene
        derecho a hacerlo por lo que dice y ha hecho. Pero eso es sólo
        parcialmente cierto. El miedo a AMLO que los panistas siembran y
        ciertos
        sectores del país cosechan es -en el fondo- miedo al país.
        
        Miedo a ese país de pobres, de "nacos", de indígenas, de
        desarrapados.
        Miedo a quienes viven parados en los camellones vendiendo
        chicles o
        subsisten en el campo cultivando maíz. Miedo a los mineros
        enojados y a
        los cañeros sublevados. Miedo a los resentidos y a los
        marginados. Miedo
        a mirar la realidad del subdesarrollo detrás de la retórica de
        la
        modernidad. Miedo a la verdad y a nosotros mismos. Miedo a
        mirar al
        país tal y como es. Detrás de los mitos. Detrás de las cercas
        electrificadas cada vez más altas en Las Lomas. Detrás de la
        hipocresía
        fundacional en un país profunda y dolorosamente desigual.
        
        Ese miedo al México que hemos construido, disfrazado de rechazo
        a una
        persona a la cual se erige como el antiCristo. "Un peligro para
        México".
        En todas las conversaciones, en todos los cocteles, en todas las
        cenas.
        Mensajes reiterativos  -repletos de descalificaciones- enviados
        a través
        del internet  sobre AMLO. Ignorante. Autoritario. Deshonesto.
        Cobarde.
        Demagogo. Violento. Anti-institucional. Mentiroso. Tiene
        personalidad
        múltiple. A un compañero lo golpeó cuando le  daba la espalda
        con una
        pelota de beisbol (después murió).  Junto con Hugo Chávez y
        Fidel Castro
        creará una América comunista. Aborrece a la gente con dinero.
        Mató a su
        hermano. En realidad usa relojes caros y trajes Hugo Boss. Es un
        naco.
        Sólo gobernará para los pobres. Su única forma de expresarse es
        a través
        de expresiones coloquiales. Una tras otra, preocupaciones
        legítimas
        acompañadas de juicios que no lo son.
        
        Una tras otra, percepciones fundadas acompañadas de prejuicios
        escondidos. Porque como lo escribió Burke, ninguna pasión roba a
        la
        mente de sus poderes de actuación y razonamiento como el miedo.
        Ese
        miedo que desquicia, que enardece, que polariza. Ese miedo que
        el PAN
        detecta y comercializa en las pantallas de televisión. Ese miedo
        que
        impide evaluar a López Obrador con la cabeza fría y el corazón
        en calma.
        Que obstaculiza la critica necesaria basada en los hechos y no
        en las
        diatribas. Que impide ver lo bueno y lo malo de su gestión en el
        Distrito Federal. Lo positivo y lo negativo de su proyecto
        alternativo
        de nación. Lo aplaudible y lo criticable de las propuestas que
        ha
        planteado.
        
        Esa labor de discernimiento que una ciudadanía consciente
        debería asumir
        como obligación, frente a López Obrador y  también frente a sus
        contrincantes. Esa tarea de externar las preocupaciones
        legítimas en
        torno a los de propiedad, la irresponsabilidad fiscal, el alivio
        a la
        pobreza acompañado de la creación de riqueza. Esa tarea que hoy
        quienes
        odian con virulencia no pueden llevar a cabo. Están demasiado
        ocupados
        odiando, vociferando, vituperando.  Odiando, quizás, por un
        sentido de
        culpa. Temiendo, quizás,  porque viven con la conciencia
        intranquila.
        Porque cuando se odia tanto a una persona se está odiando algo
        que es
        demasiado profundo y poderoso para ser asumido de manera
        consciente.
        Porque cuando se odia tanto a una persona, se está odiando
        también parte
        de uno mismo, como escribió  Herman Hesse en Demian. Lo que no
        forma
        parte de una  persona no preocupa, pero López Obrador preocupa
        precisamente por lo que revela de México y su población.
        
        Por ese espejo que coloca ante los ojos del país y quienes han
        permitido
        que sea como es hoy. Un lugar rico con muchos pobres. Un lugar
        con más
        multimillonarios que Suiza, según la lista más reciente de la
        revista
        Forbes. Donde gran parte de las fortunas han sido acumuladas en
        sectores
        con poca o ninguna competencia y protegidos por el gobierno.
        Donde
        funcionarios de Telmex están intentando bloquear la aprobación
        de la
        nueva ley competencia porque buscaría precisamente fomentarla.
        Donde
        según un estudio reciente de la ONG Fundar, 7 de cada 10
        mexicanos
        padecen un abuso de autoridad cada vez que pisan un Ministerio
        Público.
        Donde el  94 por ciento de los delitos no son resueltos. Donde
        el 40
        por  ciento de las mujeres dicen haber padecido la violencia
        doméstica.
        Donde los responsables del Pemexgate son  premiados con una
        senaduría.
        Donde 17 millones de personas viven en pobreza extrema. Datos
        duros de
        un país donde la vida es difícil para la mayoría de quienes
        sobreviven
        en él.   Eso es lo que debería provocar miedo. Eso es lo que
        debería
        producir temor. Eso es lo que los mexicanos deberían combatir y
        cuestionar y odiar y recordarle a los candidatos
        presidenciales, todos
        los días a toda hora. Y eso es lo que explica que Andrés Manuel
        López
        Obrador sea puntero con posibilidades reales de ganar, aunque no
        tenga
        la mejor  propuesta para gobernar. Hay demasiados mexicanos para
        los
        cuales el país no funciona. Hay demasiados mexicanos para
        quienes más
        de lo mismo significaría peor de lo mismo. Hay demasiados
        mexicanos que
        buscan una transformación a  fondo del país que los ha excluido
        o
        maltratado o ignorado. Y también hay demasiados mexicanos que no
        lo
        entienden, para  los cuales el país marcha. El país avanza. El
        país les
        permite  vivir bien, aunque sea detrás de muros cada vez más
        elevados.
        Aunque sea con miedo.
        
        Por eso el mismo líder que es carismático para los desposeídos
        -cuya
        salvación está en el cambio- es peligroso a los ojos de quienes
        no ven
        en el cambio la respuesta, sino la ruina. La esperanza de unos
        es el
        miedo de otros. Y el miedo es un garrote usado, a lo largo de la
        historia, por los  sacerdotes y los reyes y los presidentes y
        los
        candidatos para evitar que la gente recobre bienes robados.
        Bienes
        públicos que han sido privatizados, monopolizados, arrebatados.
        ¿Qué es
        y ha sido más peligroso para México? ¿López Obrador o un
        sistema
        socioeconómico que concentra la riqueza y quiere distribuirla de
        manera
        más justa? ¿López Obrador o élites  políticas, sociales y
        empresariales
        satisfechas con las tajadas  que se sirven? El odio feroz a AMLO
        ata a
        sus críticos a un  adversario falso. El verdadero peligro para
        México no
        es un  hombre, sino la resistencia de tantos a compartir el país
        y
        gobernarlo mejor.
        
        
        
        
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